TAREA 18-. GUIÓN

Ahí estaba yo, vestido de traje, mirándome en el espejo, dándome los últimos retoques. Sonó un golpe en la puerta y me giré, mirando a ver quien era.
-Mamá! -me avergonce un poco-
-Oh! Gulliermo, estás precioso -me sonrió con orgullo- ya verás que a la gente le encantas.
-No muy seguro, asentí- Si... Claro, mamá
Salimos rápido, queriendo llegar con tiempo. Nos dirigimos al sitio donde estaba la ceremonia. Entramos y caminamos por el pasillo principal, acercándonos al altar, dónde se encontraba Samuel. Me miró y me dió una sonrisa, provocando que me sonrojada. Hoy estaba más guapo que nunca, llevaba un traje oscuro por completo, excepto la camisa, que era blanca. Sentí un tirón, que me sacó de mi propio mundo, era mi madre, llamándome para que me sentara.
-¿No está guapo? Seguro que a tú hermana le encantará- dijo refiriéndose a Samuel-
No respondí, solo me quedé callado, observando que sí, estaba guapo, demasiado.

La música comenzó a sonar y la ceremonia por fin comenzó. Todo fue bien, fue bonita, algunas personas lloraron, otras solo estaban sonriendo.

Más tarde, fue la ceremonia, en la que la familia estaba sentada en la mesa principal, por lo que a mí me tocó ahí, y justo a su lado, pues su familia no había venido. Comimos bien, entre risas, algunas reales y otras fingidas, por no querer joder la fiesta.  Ya cuando la gente estaba de pie, bebiendo, y bailando, salí a la azotea a tomar un poco el aire, y disfrutar de la ciudad por la noche. Sentí una mano en mi hombro y miré, volvía  a ser Samuel, ahora, mi cuñado. Agache la mirada, recordando, tristemente que no era lo que yo quería.
-¿Pasa algo? -dijo con un tono preocupado-
-No...¿Que haces aquí?
Le miré y sentí un escalofrío por todo mi cuerpo, me estaba mirando, de una manera totalmente distinta, cómo si de verdad me quisiera. Posó una mano en mi mejilla izquiera y otra en mi cintura.

-Guillermo... Yo.... Te quiero -dijo cerrando los ojos- Desde un principio fuiste . Yo no quise casarme con ella, yo siempre, desde que te conocí, supe que tú, eras el indicado, pero por miedo, me casé con ella, no pudiendo aguantar la presión que implicaba estar enamorado de el hermano de mi novia.
Silencio, eso fue lo que quedó después de sus palabras. No dije nada y él, reaccionó, juntando nuestros labios. Abrí los ojos sorprendido, no creí que fuera capaz. Poco después reaccioné y el beso siguió.

Pero desperté. Poco a poco me di cuenta de que, la boda aún no había sido, era ese mismo día, y que ese beso no había sido cierto. Pero, la boda no era de mi hermana y él, sino la mía con él, pues ese sueño, había sido un vago recuerdo de hace 3 años, cuando ocurrió. Miré a un lado de la cama y ahí estaba él, durmiendo

Comentarios